Tal y como está diseñada, en lugar de asiento se ha colocado un inodoro que comunica directamente con el motor. Según sus creadores, el combustible que la hace funcionar es el biogás que se obtiene ni más ni menos que de las “aguas mayores” del conductor.
El vehículo es parte del Toto Green Challenge, una iniciativa que tiene como meta reducir un 50% las emisiones de CO2. Para demostrar que su puesta en marcha es viable, y no sólo la elucubración de un grupo de inventores, sus creadores la van a poner en funcionamiento dentro de unos días, en un recorrido que la llevará desde la ciudad de Kyushu hasta Tokio.
La velocidad del pedo ya es un hecho ¿será una alternativa a los coches eléctricos? el tiempo lo dirá...
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