sábado, 3 de julio de 2010

GHANA-URUGUAY FINALIZADO



Abreu, bendita locura

Toda la emoción que le puede pedir a un partido de cuartos de final de un Mundial se condensó en los últimos diez minutos del Uruguay-Ghana. En ese tiempo, Ghana tuvo en su mano el pase a semifinales con un penalti en el descuento de la prórroga que falló Gyan. Después, ya en la tanda, el propio Gyan volvió a lanzar y acertó por la escuadra. De nada sirvió, porque Ghana falló dos penaltis y Uruguay uno. Muslera puso la clasificación muy cerca de los charrúas con dos paradas en la tanda, y Abreu puso la guinda con un lanzamiento que se recordará durante mucho tiempo. El 'loco' hizo honor a su apodo al lanzar el penalti decisivo a lo Panenka, como si aquello fuera una pachanga de barrio. Pero eran unos cuartos de final de un Mundial y la bicampeona del Mundo estará entre los cuatro mejores del torneo 40 años después.
El partido dejará otros héroes aparte del principal, Abreu. Uno de ellos será Muslera, que detuvo dos penaltis, y el otro Luis Suárez, que se sacrificó al detener con la mano un cabezazo de Adiyiah que era gol. El jugador del Ajax metió las dos manos y despejó la pelota, sabedor de que no quedaba más tiempo, de que si aquello entraba, Uruguay estaba fuera. El punta se perderá la semifinal porque fue expulsado, pero de no haber metido las manos no la habría jugado ni él ni el resto de sus compañeros. Cuando Gyan estrelló la pelota en el larguero, Luis Suárez fue el hombre más feliz del mundo.
Antes de toda esa locura, difícil de explicar y casi imposible de comprender, hubo un partido con su prórroga y con más ocasiones que juego. Primero empezó mandando Uruguay, muy bien plantada y dominando. No dejó a Ghana salir de su campo y sus puntas entraron a menudo en juego. Además, encontraron espacios porque el centro del campo de Ghana no achicaba tan bien como en anteriores citas. Al rescate del equipo africano acudieron Mensah y Vorsah, dos centrales que hicieron bien su trabajo. También el portero Kingson, que a su manera hizo tres u cuatro buenas paradas a lo largo del partido. La primera, un desvío en propia meta de Mensah que sacó con la cabeza y la segunda, un violento remate de Luis Suárez desde la frontal al que reaccionó con reflejos.
A esos minutos de agobio uruguayo siguieron otros de dominio africano, con claras ocasiones de Versah y Gyan. Muslera veía por fin que había rival enfrente. Ghana parecía de repente otro equipo, mucho más veloz, más fuerte, con buenas maneras. En el descuento de la primera parte, culminando los mejores minutos africanos, Muntari disparó desde lejos, el balón botó antes de la meta de Muslera y sorprendió al meta uruguayo. El problema para Uruguay, que podía haber sido muy grave, lo solventó Forlán poco después de volver de vestuarios. Lanzó una falta fuerte y entre el balón y Kingson hicieron el resto. El meta dio un paso hacia donde no debía y cuando quiso reaccionar ya era tarde.
Con el empate a uno hubo ocasiones para ambos bandos, aunque quizá más claras para Uruguay. Sobre todo una de Luis Suárez, que remató fuera un servicio de gol de Forlán, con Kingson fuera de la portería. En la prórroga estuvo más entero Ghana, quizá por su mejor condición física. Los 120 minutos se le terminaron haciendo largos a Uruguay. Kevin-Price Boateng tuvo un cabezazo a bocajarro para dar el triunfo a su equipo, pero nada comparado con la que tuvo Gyan dos minutos después. Luis Suárez puso las manos y Olegario Benquerenca lo vio. El destino citó a Gyan con la historia, pero el ghanés se estrelló con el larguero.
Después ya se sabe: la tanda de penaltis, los errores de Mensah, Maxi Pereira y Adiyiah y el penalti ya legendario de Abreu. No es la primera vez que lo hace, ni la primera vez que salva a Uruguay, pues ya hizo un gol decisivo en la repesca contra Costa Rica, pero nunca lo había hecho en un Mundial. Del campeonato más importante se esperan momentos así. De Uruguay, una doble campeona del Mundo, también. Lo tuvo Ghana para hacer historia, para ser el primer africano de la historia en meterse en semifinales, pero no lo aprovechó. Sí lo hizo Uruguay, que estará entre los cuatro mejores 40 años después. Llora Ghana, llora África, ríe Uruguay.

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